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"The fastest pen in the Middle East", nacio en Argentina y se radico hace una punta de años en Israel en donde vive con sus hijas Eden e Iris, su canario, su perra Taco y su vieja macintosh (que lo ayuda a hacer de sus garabatos algo publicable). En su tiempo libre escribe largas cartas a sus amigotes, habla con su mama y busca a Dios en las pequeñas cosas de todos los dias. ººººººººººº AVISO IMPORTANTE: Los dibujos que se encuentran en este blog son propiedad de quien esta escribiendo estas lineas (mea culpa!) y pueden usarse (previo consentimieto de un servidor) citando el autor, el blog y la distribucion a saber: *** PEPE FAINBERG - JERUSALEM *** http://pinia-colada.blogspot.com/ ºººººººººº ULTIMO MOMENTO! REPORTAJE A PEPE SOBRE EL BLOG "PINIA-COLADA" EN INGLES - IBA, CHANEL ONE, ISRAEL: ººººº http://www.youtube.com/watch?v=EP625cxRPaI ºººº DESDE YA QUE DISFRUTEN DE ESTA PINIA COLADA!

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lunes, 9 de agosto de 2010

Hizbolandia!

















INTERNACIONAL - Bienvenidos a Hizbolandia, Parque temático:
A pocos kilómetros de Beirut, la guerrilla terrorista libanesa patrocinada por Irán
ha abierto un parque temático, en el que muestra al turista «trofeos» de sus guerras.

DANIEL IRIARTE / ENVIADO ESPECIAL A BEIRUT
09/08/2010
http://www.abc.es/20100809/internacional/bienvenidos-hizbolandia-20100809.html
Material bélico expuesto para el público familiar pro-Hizbolá.
Llegar a Mleeta no es fácil. Este lugar está escondido en lo alto de una colina, al final de una carretera que serpentea por las montañas de Jabal El Barouk, atravesando las humildes localidades chiíes del sureste de Líbano. No abundan los carteles, pero los vecinos saben perfectamente dónde está. Todos lo han visitado. Pueden permitírselo, porque la entrada apenas cuesta 2.000 libras libanesas (algo menos de 1 euro).
Lo remoto de la localización se debe a que es el punto donde se libraron algunos de los combates guerrilleros más sangrientos entre Hizbolá e Israel y su aliado cristiano libanés, el Ejército del Sur del Líbano. La cueva de Mleeta, que da nombre al parque temático, sirvió de cuartel general a Sayid Abbas Musawi, el antiguo líder de Hizbolá, muerto en combate en 1992.
Mleeta fue inaugurada el pasado 25 de mayo, día del décimo aniversario de la retirada israelí del sur de Líbano, y en sus primeros diez días atrajo a 130.000 visitantes. Ha costado 4 millones de dólares, pero, a efectos de propaganda, a Hizbulá le ha merecido la pena. Cierto… Israel no es invencible, se lee en uno de los carteles de la entrada. Todo el parque está pensado para glorificar la muqawama, la resistencia contra el ejército “israelí” y sus colaboradores. En los carteles, el gentilicio está escrito así, entre comillas, puesto que Hizbolá no reconoce al estado de Israel.
Tal vez lo más impactante del parque sea la primera atracción, El abismo, una plataforma desde la que pueden contemplarse varios tanques Merkava despanzurrados, alrededor de los que, durante nuestra visita, transitan varias familias numerosas libanesas. Uno puede tomarse fotos junto a los vehículos oxidados, y si no ha traído cámara, no se preocupe: el parque tiene su propio fotógrafo.
En el centro de la plataforma, algunos detalles ponen de manifiesto el punto kitsch siniestro del lugar: un tanque al que se le ha doblado el cañón, haciendo un nudo, y una tumba con el emblema de las Fuerzas de Defensa Israelíes, sobre la que se lee, en hebreo, Abismo. Alrededor, esparcidos, decenas de auténticos cascos de soldados israelíes muertos en la guerra contra Hizbolá.
Fanfarria guerrera «Hijo, hazme una foto con los misiles, le dice un padre, visiblemente orgulloso, a su vástago, delante de una batería de cohetes Katyusha, que tanto terror han causado entre la población israelí. Durante la guerra de 2006, Hizbolá lanzó 4.000 cohetes sobre el norte de Israel, causando 43 víctimas mortales. Aquí, bajando la colina, maniquíes y viejos materiales de guerra muestran cómo el grupo se organizaba para realizar incursiones guerrilleras contra sus enemigos: motocicletas todoterreno para ocuparse de la mensajería, pequeños hospitales de campaña, trincheras ocultas bajo redes de camuflaje. ¡Mira, mamá, los guerreros!, exclama un chiquillo entusiasmado al divisar entre la maleza a tres muñecos que portan un bazooka, camuflados a un par de metros del camino. Todo ello, rodeado de altavoces que escupen una música épica digna de telefilme de mediodía.
El lugar cuenta también con dos salas de oración separadas para hombres y mujeres, y con un cine, donde se proyecta una especie de videoclip que, entre imágenes de archivo y fanfarria, narra la historia de la resistencia chií en Líbano (no sólo la de Hizbolá: el primer atentado tuvo lugar en 1982, cuando el grupo todavía no existía). Al lado, la tienda de regalos todavía no ha sido inaugurada. Una auténtica lástima.

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