El Sharif-Gamal, el promotor del centro cultural musulmán que tendrá en una mezquita cercana a la Zona Cero, dijo en una entrevista para la CBS que quería convertir al centro cultural en un ejemplo de convivencia. Sharif Gamal dijo que estaba sorprendido de que su proyecto ha generado tanta controversia agregando que, según él, ''ni yo ni el Islam somos los responsables de la tragedia del 11 de septiembre''. (Guysen.International.News)
La mezquita cercana a las Torres Gemelas
Mi Enfoque # 331, Setiembre 7, 2010, por David Mandel, enfoque@netvision.net.il
Un clérigo islámico ha comprado un edificio cercano a lo que fueron, hasta el 9 de setiembre del año 2001, las Torres Gemelas. Su intención es construir allí un centro islámico que incluye una mezquita.
Ciertos factores han dado motivo para sospechar la pureza de sus intenciones: · No se sabe quien financiará la construcción · El clérigo ha expresado en el pasado su comprensión y simpatía a los suicidas bombas. · El nombre que habían escogido originalmente para el Centro Islámico, Córdoba, tiene connotaciones de revanchismo y sugiere un deseo por el resurgimiento de la Andalucía árabe. · Su insistencia en levantar el Centro Islámico en la cercanía de un lugar donde fanáticos islámicos causaron la muerte a 3,000 personas, a pesar de que les han ofrecido otros lugares, da lugar a pensar que para los organizadores del proyecto la ubicación de la mezquita tiene un importante significado simbólico, posiblemente triunfalista.
El factor que más oposición ha provocado al proyecto de la mezquita es el hecho de que la destrucción de las Torres Gemelas fue obra de fanáticos islámicos motivados por su religión.
Del punto de vista legal, los organizadores tienen todo el derecho de construir su mezquita donde a ellos mejor les parezca, y nadie les niega ese derecho. Lo que sorprende a muchos es que los organizadores, y las almas nobles y liberales que los apoyan (entre ellas el alcalde de Nueva York), insisten en defender sus derechos legales y no entienden que para la gran mayoría de los americanos, especialmente para las familias de los que allí murieron, la construcción de una mezquita, tan cercana al lugar de la tragedia, sería un insulto añadido a la injuria.
Tanto los organizadores como los que los abogan por ellos podrían aprender de dos precedentes similares. Uno sucedió en Polonia, y el otro en Israel. El caso de Polonia fue el siguiente: en el año 1984 monjas carmelitas instalaron un convento cerca de la entrada del campo de exterminio Auschwitz. Numerosas organizaciones judías protestaron diciendo que casi todas las víctimas que murieron en Auschwitz eran judíos. En 1987 los representantes de la Iglesia Católica aceptaron retirar el convento, pero esto recién se consiguió cuando, en 1993, el Papa Juan Pablo II ordenó a las 14 monjas que desocupen el lugar. En Israel en el año 1999 los musulmanes de la ciudad (dos terceras partes de la población de 60,000 habitantes) decidieron construir una mezquita al lado de la Basílica de la Anunciación. Los cristianos se opusieron, y los ánimos se caldearon. En el año 2002 el gobierno ordenó el cese de la construcción y ofreció siete sitios alternativos a los musulmanes.
Insistir tercamente en la construcción de la mezquita, a poca distancia de lo que habían sido las Torres Gemelas, sería un error que acarrearía repercusiones negativas, incluso a los mismos musulmanes, y no contribuiría a promover la concordia entre el Islam y la gran mayoría de americanos que pertenecen a otras religiones.
lunes, 6 de septiembre de 2010
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